Luciano Moreno López

Sobre mí

Nací en Cantos Blancos, donde transcurrió mi infancia, una hermosa dehesa del término municipal de Los Navalmorales de la provincia de Toledo, en la que mi padre ejercía de guarda. Aprendí a leer a muy corta edad y desde niño fui aficionado a dibujar y a leer. Me inicié en la lectura con tebeos de la época: Roberto Alcazar y Pedrín, Aventuras del F. B. I., Hazañas bélicas… El primer libro serio que cayó en mis manos a los ocho años, fue las Rimas y Leyendas de Bécquer. Después he leído mucho, pero jamás he encontrado un escritor que me comunicara más que el autor de las Cartas desde mi Celda. A pesar de mi gran inquietud intelectual y la ilusión de estudiar una carrera no pude contar con la ayuda de mis padres. Eran los años de la posguerra, años duros, difíciles, además éramos tres hermanos y sus exiguos ingresos no se lo permitían. Con el propósito de que aprendiera un oficio, por mediación de un tío paterno que era militar, me ingresaron en la Escuela de Formación Profesional de Automovilismo, sita en Carabanchel Alto, donde estuve interno dos años. Pero aquello no prosperó, yo me sentía más inclinado hacia las Humanidades que a los oficios y salí de allí solo con algunos conocimientos de mecánica.

De espíritu aventurero y romántico, amante del riesgo y la aventura, impulsado quizás también por mis lecturas, con diecisiete años ingresé voluntario en el Ejército. Allí obtuve los empleos de cabo y cabo 1º y fui destinado a Ifni, antigua provincia española en el norte de África, donde permanecí tres años realizando los servicios propios de mi empleo. Si bien la disciplina que se respiraba en la vida militar era dura, mi estancia en el Ejército me sirvió de trampolín para desarrollar mi realización personal. Nunca pisé un colegio. Y el instituto tan solo cuando acudía para examinarme, pues me presentaba libre. Los estudios que poseo me los debo a mí mismo. Estudié bachillerato por mi cuenta, con mucho empeño y muy pocas facilidades; con algunos libros prestados, sin profesores y buscándome la vida. Mis principales escollos eran Latín y Matemáticas y los resolvía preguntando aquí y allá a quienes consideraba que sabían del tema y se prestaban a echarme una mano sin cobrarme nada a cambio. Personas anónimas, que conocía accidentalmente en mi recorrido, a las que estaré agradecido mientras viva, pues considero que la enseñanza es algo que no se paga con nada. En esta época también pasé por Bellas Artes, algo que me ilusionaba, pero tan solo de puntillas, por causas ajenas a mi voluntad y que aquí ahora no hacen al caso.

Cuando ingresé en la Complutense, el analfabetismo en España creo recordar que rondaba el diecisiete o el dieciocho por ciento; y en zonas rurales superaba el cuarenta y cinco. Tan solo el tres por cierto de los estudiantes obtenía título universitario, y estos eran hijos de familias pudientes, muy pocos de familias humildes. Terminado mi paso por la Facultad de Medicina con la obtención del título de Ayudante Técnico Sanitario (Diplomatura en Enfermería), ingresé por oposición en la Academia de Sanidad Militar, en la que cumpliría interno el período de formación correspondiente. Después pasaría a ocupar diversos destinos, todos ellos en unidades operativas y de forma sucesiva, en función de cada ascenso: C. I. R. nº 9, San Clemente de Sasebas (Gerona), Academia de Artillería Sección de Costa (Cádiz), Regimiento Mixto de Artillería nº 93. (Santa Cruz de Tenerife). En el tiempo que estuve destinado en Artillería, también presté asistencia sanitaria, temporalmente, al Batallón de Helicópteros de Maniobra (BHELMA VI), ubicado en Los Rodeos (La Laguna), durante el tiempo que carecieron de servicio de Sanidad.

He trabajado ininterrumpidamente en mi profesión desde que terminé la carrera: Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, donde me formé y estuve destinado doce años, en servicios de urgencia y clínicas privadas en Madrid y Cádiz, Hospital Universitario de Canarias.

Actualmente me hallo en situación de retirado, rango de oficial superior, en la ciudad de Málaga, siendo mis principales ocupaciones las mismas de mi infancia: escribir y leer.